La Cañada Real Leonesa Oriental y su paso por Valbellido en Navalperal.[1]
Con la creación de la Mesta se intentaba regular y evitar conflictos entre agricultores y ganaderos, ya que estos últimos debían atravesar las tierras de los agricultores con sus rebaños dos veces al año, produciendo daños en sus cultivos. Esto se subsanó, construyendo unos itinerarios concretos: las Cañadas. Las más importantes de entre ellas se llamaban Cañadas Reales, dando testimonio de su creación por el rey.
El Honrado Concejo de la Mesta de Pastores fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio, reuniendo a todos los pastores de León y de Castilla.
La Leonesa Oriental pasa por Navalperal de Pinares desde hace siglos y se la conoce entre nosotros, aunque impropiamente, como “El Cordel”.
Los rebaños transitaban por las diversas vías pecuarias, cuya denominación en función de su anchura es:
- Cañadas, con un ancho de 90 varas castellanas ( 75,22 metros) para facilitar que durante el viaje trashumante el ganado fuera pastando dada la anchura,
- Cordeles con 45 varas de ancho (37,61 metros)
- Veredas con 25 varas (20,89 metros)
- Coladas de menor anchura.
La vía estaba limitada a esas medidas solamente cuando atraviesa tierras cultivadas.
Estaban señaladas y amojonadas, tanto para impedir que los agricultores sembraran en ellas como para indicar el camino a los pastores. Los hitos eran de piedra y debía figurar el nombre de la vía y el número correspondiente. No estaban señalados los pasos por zonas incultas o de monte que eran conocidos como Cañadas abiertas.
En la actualidad solo están señalizadas parcialmente con mojones marcados con VP (Vía Pecuaria), pudiendo verse algunos de ellos en las cercanías de Navalperal frente a la casa de Perales, al lado del alto de La Lancha.
La comitiva trashumante formada por las ganaderías de vacuno y los rebaños de ovejas, más las bestias de carga transportando el necesario ajuar para la temporada, recorrían un promedio de 20-25 kilómetros diarios (4-5 leguas al día), salvo en la marcha a campo abierto que se reducía a la mitad al ir comiendo los animales en el camino. Cuando los rebaños emprendían la marcha, iban encabezados por los carneros y las ovejas parideras.
El conjunto de los ganados (sin distinción de clase: vacuno, ovino, caprino, caballar) junto con los arreos necesarios para su traslado por las vías pecuarias constituía la cabaña trashumante. Cada cabaña estaba bajo la responsabilidad de un mayoral, compuesta por unas diez o doce mil cabezas que a su vez se subdividía en rebaños de unas mil cabezas cada uno. [2]
La Cañada Real Leonesa Oriental, con una longitud de alrededor de 700 km, tiene su inicio en la zona astur-leonesa de Valdeburón, cerca de Riaño en la provincia de León.
Atravesando parte de las provincias de Palencia, Valladolid, Segovia (72 km), Ávila (70 km), Toledo, Cáceres y Badajoz , termina en Llerena y Montemolín ya en los límites con Sevilla, desde donde sale un ramal hacia los invernaderos de Castilblanco de los Arroyos, provincia de Sevilla[3].
En el Campo Azálvaro, concretamente a pocos metros del km 18 de la actual carretera SG-500 de Ávila a El Espinar y a unos 800 metros de la Casa de las Erijuelas , la Cañada Leonesa Oriental se cruza con la Cañada Real Soriana Occidental (que va de Soria a Plasencia), siguiendo la Leonesa recta hacia el sur.
Cruza el río Voltoya por el puente de Las Merinas, bordea el actual embalse de Serones y sale de la provincia de Segovia hacia “Perales”, al sur de Aldeavieja (Ávila).
Puente de las Merinas sobre el rio Voltoya.
Puente de las Merinas tras su restauración
La Cañada Leonesa Oriental entra en Navalperal de Pinares tras superar la Sierra de Malagón, cerca del pico Valpardo (1.515 metros de altitud), divisoria de las vertientes Duero-Tajo.
Tramo de la Cañada Oriental Leonesa a su paso por Navalperal
Este paso no resultaba tan fuerte ni tan abrupto como el de la Paramera de Ávila y la Sierra de Gredos , con sus temidos puertos de Menga y El Pico. Para cruzar esa zona se precisaban prácticamente tres jornadas de sierra que, si el tiempo era malo, podían ser desastrosas.
Cruzando por “El Alto” pasa por el Prado de Casasola, sigue cercana a la “Fuente la Guija” que queda a derechas, siguiendo por el Corral de la Valdelacasa, Risca del Caldero ( donde se cruza con la Cañada de los Maragatos que va a derechas hacia Urraca-Miguel ), va hacia “Valbellido” y el embalse municipal de agua.
En este lugar estaba la ermita de Valbellido (al día de hoy solo quedan sus ruinas, consistentes prácticamente en los cimientos de la edificación) y el despoblado del mismo nombre que se le menciona en diversos documentos, como la escritura de compra del término de Navalperal de 30 de octubre de 1856 y otros de esa época[4]. Por ello es evidente y está acreditado documentalmente que en su día allí existió un núcleo de población, probablemente asentado en el entorno de la ermita.
Ruinas de la ermita de Valbellido, donde hace unos años se puso una urna en honor a la Virgen.
La existencia de ermitas o lugares de culto religioso, bien en el recorrido bien cerca de los caminos que transitaban los trashumantes, era algo muy habitual. Para el hombre de la edad media, cuyo concepto de la religiosidad y de la salvación del alma era vital, resultaba de obligado cumplimiento respetar los “domingos y fiestas de guardar” así como la asistencia al culto religioso y el cumplimiento escrupuloso de los diez mandamientos de la iglesia.
En cuanto a la ermita de Valbellido tenemos noticias de su existencia y patrimonio ya en el año 1677[5], así como de que había culto en la misma por las menciones en los libros parroquiales de Navalperal del siglo XVI-XVII-XVIII[6] , ya que en “El libro de difuntos” ( el único de difuntos encontrado hasta el momento, va desde 3-7-1715 a 31-12-1735) dice que “en 14 de mayo de 1716 dije la missa en Nª Sª de Valbellido”.
También en 6 de junio de 1716 por testamento de Manuel Sastre manda se digan “cinco misas en los cinco altares de la Yglesia Parrochial de Nª Sª de la Asumpcion de esta villa, una missa en el altar del SSmo. XPto de la Indulgencia, otra en Nª Sª de los Remedios de esta villa y otra en nta Sª de Valbellido…firmado fray Juan Coronado”[7] . En 11 de febrero de 1722, al fallecer Cathalina Herranz sin testamento, “mando su marido Sebastian Sastre ….se hizieran zinco misas cantadas en los zinco altares colaterales de la iglesia parroquial…y otra en nuestra señora de Balbellido cantada”.
En fechas posteriores y en varios testimonios de defunción, firmados por los sacerdotes del pueblo, se sigue mencionando entre las últimas voluntades de varios difuntos se le digan misas en la ermita de Valbellido (algunas veces también se denomina Balbellido).
Se conservan en el Archivo Diocesano tres libros de la Ermita de Valbellido realizados en la Parroquia de la vecina localidad de El Herradón de Pinares. El primero es un Libro de Inventarios de Nuestra Señora de Valbellido que comprende el periodo entre 1692 y 1745, en el que se detallan las pertenencias de la Ermita así como los nombramientos de los Mayordomos de guardería. Entre 1686 y 1692 leemos: “En las Pascuas de Resurrección del Espíritu Santo que se va en procesión a la Ermita por esta villa y la de Navalperal, se juntó de limosna en dinero en dicho tiempo ciento cuarenta reales y seis maravedíes.” El tercer libro es también de cuentas entre 1750 y 1833. Se titula “Libro para tomar Quentas de Nuestra Señora de Barvellido. Año de 1750 hasta el de 1833”.
El nombre de la Virgen aparece escrito de diversas maneras. En la portada del primer libro aparece como Valbellido y como Varbellido. En su interior en el primer folio aparece como Balvellido y como Balbellido. En el libro tercero aparece como Barbellido.
Otro testimonio de actividad en esta ermita lo podemos encontrar en el relato de fiestas que en ella se celebraban según consta en la respuesta número 25ª del Catastro de Ensenada de Navalperal del año 1751:
“25.,- Que gastos debe satisfacer el Comun, como salario de Justizia y Regidores, Fiestas de Corpus u otras:…….
Responden: ……..asimismo costea este lugar las funciones que se hacen en la Yglesia Parrochial de el en los días de San Pantaleon y en el de la Conmemorazion de todos los Santos y los que van a celebrar a honrra y gloria de Nuestra Señora de Balbedillo y en su hermita, que asciende ordinariamente a doszientos y diez y ocho reales”[8]
Estaban situados ambos, ermita y poblado de Valbellido, en lugar muy adecuado por encontrase en la mitad del tramo de aproximadamente 45 kilómetros que hay entre Villacastin y Valsordo (término de Cebreros), además porque en ese recorrido la Cañada Oriental Leonesa va siempre por campo y nunca cruza núcleos urbanos.
En Villacastín cruza al lado de la población, por lo que allí se podría cumplir con las obligaciones religiosas. Desde Villacastín hasta Valbellido hay aproximadamente 22 kilómetros, distancia lógica a recorrer en un día incluyendo los 4 kilómetros de subida última hasta las proximidades al pico Valpardo (1.515 metros de altitud).
Parece muy lógico que Valbellido fuera un lugar apropiado para el descanso al final del recorrido de un día de caminata desde Villacastín y reponer fuerzas en una zona llana bien dotada de praderas y agua, inmediatamente después de superar la subida desde el Puente de las Merinas a Valpardo.
Es muy probable que por esas razones en este lugar de Valbellido los pastores trashumantes desde sus inicios, allá por los siglos XII-XIII, establecieran algunas cabañas o refugios donde aposentarse y guarecerse de las inclemencias climatológicas. Con el paso del tiempo, estas cabañas temporales se convertirían probablemente en asentamientos más definitivos, con construcciones más solidas en la que incluso guardarían utensilios u otros objetos de utilidad relacionados con su labor ganadera para evitar su transporte al subir y bajar cada año junto con los rebaños.
Esta parada casi obligada de final de etapa también lo sería para el cumplimiento con las obligaciones religiosas, por lo que el emplazamiento de la ermita de Valbellido en ese lugar está plenamente justificado, ya que el siguiente lugar con establecimiento religioso cercano al trazado de la Cañada Real está 22 kilómetros más adelante, en la ermita de Valsordo (Cebreros).
La Cañada no pasa por la población de Cebreros, sino que va por el campo hacia dicha ermita que se encuentra retirada aproximadamente 2 kilómetros de ese pueblo y a 800 metros de la Cañada Real, cercana al puente del mismo nombre que la mencionada ermita, el cual era de obligado paso para salvar el curso del rio Alberche.
En ese lugar, a 4 leguas de la de Valbellido en Navalperal, de nuevo se encuentra una ermita para que los trashumantes cumplan con sus devociones religiosas.
Estos lugares de nuestro pueblo han visto transitar por el término municipal de Navalperal de Pinares la trashumancia de miles y miles de cabezas de ganado a lo largo de cientos de años, hasta la década de los años 60 del pasado siglo XX, desde el norte al sur y viceversa, para buscar los pastos extremeños en el invierno y los leoneses o sorianos en verano.
Continúa la Cañada Real hacia el sur y cruza la vía del ferrocarril y la actual carretera CL-505.
En su Km. 24, a 6 kilómetros de nuestro pueblo y 2 kilómetros antes de llegar a La Cañada, está situado un cartel de la Junta de Castilla y León que pone: “Cañada Real LEONESA ORIENTAL” Vía pecuaria.
Pancarta de la Junta de Castilla y León
Deja a izquierdas el Camino que va hacia el Postuero y un poco más adelante deja a derechas la Pradera de Navalazarza. Pasa a continuación por el paraje conocido como Los Andrinos y la Fuente los Papeles, dejando un poco más adelante Navalperal de Pinares para entrar ya en San Bartolomé de Pinares cruzando sobre el Arroyo que viene de los Aceos, el cual hace de divisoria entre ambos términos municipales.
Sigue hacia “Navacarros” y el término municipal de San Bartolomé y de Hoyo de Pinares. Pasa por el puerto de Arrebatacapas, desde donde se tiene una excelente vista del pueblo de Cebreros.
Baja al río Alberche sobre el que se cruza por el Puente de Valsordo, de origen romano, cercano a la ermita del mismo nombre y de la que antes hemos hablado.
Este puente sobre el río Alberche, uno de los tres únicos pasos naturales junto con el Puerto del Pico y el de Tornavacas para salvar obligatoriamente la Sierra de Gredos, fue atravesado desde hace siglos cada año por millares de cabezas de ganado, las mismas que también pasaban por Navalperal siguiendo el recorrido de la Cañada Leonesa Oriental. Por utilizar ese puente, perteneciente al Obispado de Ávila, debían satisfacer al Cabildo de la catedral de Ávila ciertos impuestos denominados pontazgo.
Entrados en el término de El Tiemblo se llega a la antigua Venta de Tablada, en las inmediaciones de la carretera de El Tiemblo a San Martín de Valdeiglesias, continuando después por el terreno y bosque del Monasterio de los Jerónimos de Guisando.
Toros de Guisando
Al lado de la Cañada, enfrente del mencionado monasterio jerónimo, se hallan las cercas de la finca donde pueden verse en piedra los famosos verracos vetones, prerromanos de origen y pertenecientes a la cultura celta.
El lugar es histórico no solo por los verracos vetones de piedra, sino también a causa del nombramiento, en 1468, por parte del rey Enrique IV, de su hermana Isabel la Católica como heredera del trono de Castilla, privando de los derechos a su propia hija Juana la Beltraneja.
Sigue la Cañada por el término de Navahondilla, Las Rozas de Puerto Real y Escarabajosa, []Sotillo de la Adrada, Higuera de las Dueñas, Fresnedilla. Una vez atravesado este término, sale de la provincia de Ávila y entra el tramo toledano por El Real de San Vicente.
Entre el alto de San Bartolomé de Pinares, Puerto de Arrebatacapas, Cebreros y Toros de Guisando, recientemente se ha señalado con flechas amarillas parte del trazado del Camino de Santiago que viene de Levante.
La trashumancia de ovejas se remontaba a tiempos lejanos y tuvo su mayor auge en los siglos XII y XIII, si bien el montante de ganado trashumante fue solo una modesta parte de la cabaña lanar de Castilla, pues en el siglo XVIII su cabaña total era de aproximadamente 19 millones de cabezas de las que solo eran trashumantes unos 3,5-3,8 millones.
Es en 1765 cuando se alcanza el techo numérico de toda la historia de la trashumancia, cifrándose en 3.750.000 el número de cabezas registradas por el Concejo, iniciándose a partir de ese año una lenta decadencia[9].
Perduró la Mesta hasta 1836, año en que fue abolida con la llegada del liberalismo en España y más concretamente en virtud de la Real Orden de 31 de enero de 1836, convirtiéndose en una asociación como ocurrió con otros gremios, como el de tejedores, tomando el nuevo nombre de “Asociación general de ganaderos del Reino”.
Navalperal en los caminos de Villuga en 1543 y Meneses en 1576
En el siglo XVI aparecen los primeros Repertorios de Caminos. La primera publicación en Europa y en lengua moderna es la de Pedro Juan Villuga, que tiene lugar en Medina del Campo, en 1546. Su título completo es: Reportorio de todos los caminos de España hasta agora nunca visto en el qual allaran qualquier viaje que quieran andar muy provechoso para todos los caminantes. Compuesto por Pero Juan Villuga valenciano. Año de MDXLVI. Con privilegio Imperial. El libro se encuentra en la Biblioteca Nacional, en la sección de raros, con el n º 15530.
Treinta años después, en 1576, publica Alonso de Meneses un nuevo Repertorio de Caminos que, realmente, aporta pocas novedades. Algo anterior, ya que comenzó a redactarse en agosto de 1517, es el manuscrito de Fernando Colón – hijo del descubridor – que se conserva en la Biblioteca Colombina y que no llegó a terminarse ya que una Real Provisión de Carlos I, promulgada en 1523, prohibió la continuación de la recopilación de informaciones. Se le dio a este trabajo el título de Descripción y Cosmografía de España. Puede verse la gran densidad de caminos que existían en Castilla en 1546, frente a la poca que había en la zona de Galicia y Asturias-Cantabria, o la zona entre Sevilla-Cáceres-Ciudad Real.
Detalle del mapa de Villuga donde aparece Navalperal
Navalperal ya se encontraba identificada como lugar por donde transcurría uno de los caminos de aquel tiempo, tanto en el mapa de caminos como en la descripción detallada de recorridos, siendo por tanto lugar frecuentado por caminantes que pasaban por nuestro pueblo desde el siglo XVI o antes.
La intención con la que Villuga publica su obra es la de que sirva como obra práctica de consulta que los viajeros llevarían encima; sus dimensiones de 14 x 10 cm le otorgan esta característica de libro de bolsillo.
La forma en la que aparece descrito cada itinerario es la siguiente: se enuncia primeramente el título del camino expresando el número de leguas que median entre la cabecera y el final, después sigue la relación de los lugares y las ventas por las que el camino transcurre, para mencionar -tras el nombre de cada estación- el número de leguas o medias leguas, que la separa de la precedente.
Los números son romanos, adoptando indistintamente la grafía de “i” o de “j” para expresar la unidad, siendo la unidad mínima de distancia la media legua, a veces representada por la letra “m”.
En las fotos anexas, que detallan el camino de “Valencia para Salamanca, ay leguas XCI”, puede verse los diversos tramos del recorrido, indicando también la distancia en leguas que separan a cada uno de ellos. Venía de Valencia por Buñol, Alcaudete, Pesquera, Villacañas, Chinchón, Valdemoro, Navalagamella, Robledo, “naualperal” y seguía hacia Ávila, donde entra por el Monasterio de Santo Tomas, para continuar hasta Salamanca.
[1] Grande Palomo, Pedro. “Historia de Navalperal de Pinares, Tomo I”, págs. 39 a 53. Editado y distribuido por el propio Ayuntamiento de Navalperal. http://navalperaldepinares.es/2019/08/29/presentacion-de-los-libros-de-historia-de-navalperal/
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Trashumancia_en_Espa%C3%B1a
[3] Asociación general de ganaderos del reino. Escanciano, Juan Manuel. “Descripción de la Cañada Leonesa desde Valdeburón a Montemolín”. Imprenta de M.Vinuesa, calle Lope de Vega, 26. Madrid, año 1856.
[4] AHP de Ávila: protocolos 5939, 5940 y 5970, entre otros.
[5] Archivo Diocesano de Ávila. Sección Fondos Parroquiales. Parroquia de Herradón de Pinares, libro 49. “Libro de cuentas y Fábrica de la SSma Virgen de Valbellido. Empieza en 1677 y finaliza en 1749”. En 1677 pasa la mayordomía de Andrés Llorente Alonso, que lo fue dos años, a Gabriel Sancer, y le detalla todo el patrimonio que le entrega
[6] Archivo Diocesano de Ávila. Sección Fondos Parroquiales. Parroquia de Navalperal de Pinares, siglos XVI, XVII y XVIII. Fondo 217, caja 12.414. Libro de bautizados y matrimonios nº 1 / Libro de difuntos nº 1. Sin paginar.
[7] Fray Juan Coronado, fraile dominico del convento de San Pablo de Las Navas del Marqués, era el cura párroco de Navalperal ya en 1695, según escrito en una viga de la Iglesia Parroquial del pueblo, lamentablemente destruida, en la que figuraba lo siguiente: “HIZOSE ESTA OBRA EL AÑO DE 1695 SIENDO CURA FRAI IVAN CORONADO”.
[8] AHP de Ávila. Respuestas generales dadas el 9-agosto-1751 al cuestionario.
[9] “La trashumancia en España”. Libro blanco. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, pag. 35.