Tanto la ermita como el poblado de Valbellido estaban situados en este paraje con el mismo nombre. Hoy solo quedan sus cimientos.
Hay noticias de la existencia de la ermita de Valbellido ya en el año 1677 a través de unas menciones en los libros parroquiales de Navalperal, aunque se cree que ya los pastores transhumantes del siglo XII establecieron los chozos que dieron lugar al asentamiento.
Este asentamiento debe explicarse como lugar de descanso y final de etapa en la Cañada Oriental Leonesa. Entre las razones que fueron decisivas para elegir este enclave está el hecho de encontrarse en la mitad del tramo, de unos 45 kilómetros, que hay entre Villacastín y Valsordo.
La transhumancia, buscando los pastos estacionales del norte o del sur, ha hecho pasar miles y miles de cabezas de ganado por esta zona y convirtió a este punto, de abundante pasto y agua, en una parada inevitable para el descanso y el culto.