Cabañas o chozas «de la Reneja», así las llamaban los pastores, vaqueros y vecinos en general. Eran utilizadas como refugio en invierno para protegerse del frio y la lluvia, y en verano para protegerse del sol.
Siempre tenían encendido el fuego en invierno, para que el que viniese detrás se lo encontrase encendido y a la vez servía de orientación para los días malos de nieve o niebla.
Son muchos los chozos que hay en el alto. Su situación en las partes más altas servían para que desde uno se viese el otro más próximo.